Con la muerte de Juan Carlos Calabró algo empezó a hacer ruido en mi cabeza. Presentía algo turbio, oscuro.
Finalmente, hace un par de días, me terminó de caer la ficha.
Nos están robando.
Definitivamente nos están robando.
Descaradamente.
Poco a poco se está llevando todo.
A veces es mas sutil y otras, simplemente desgarrador.
Por donde pasa no va quedando nada.
Es algo sistemático y constante que viene sucediendo en los últimos años. Mejor dicho, de lo que empecé a darme cuenta en los últimos años.
El ejecutor de todo esto es un gran tirano, eterno, que nos somete desde el comienzo de los tiempos.
Se va quedando con los mejores pedazos de nuestra vida, fundamentalmente de nuestra infancia y adolescencia.
Con paciencia oriental, se leva a los seres mágicos que nos deslumbraron, nos entretuvieron y nos divirtieron.
Gente que quizás, sin tomar la real dimensión de lo que hacían, se metieron en nuestra vida para acompañarnos hasta que emprendamos  el mismo “viaje”.
En parte, gracias a ellos hoy somos lo que somos.
Y se los están llevando. Nos están dejando vacíos. Es como en el filme La Historia sin fin… la Nada avanza y devora todo a su paso.
En este caso, es el tiempo el que se lleva todo y nos deja desvalidos. Solos frente a nuestra propia imagen. Quitándonos lo poco que nos queda: nuestros recuerdos.
A veces es duro crecer, pero seguro es mas difícil ver como se van los artífices de nuestros recuerdos. Y uno que esta ahí, no sabe si se los agradeció lo suficiente, o si la memoria le jugará sucio minando ese tesoro que nos dejaron.
Digamos basta. Por mas que sea una lucha perdida.
Aferrémonos a lo único que nos queda, y gritemos todos a viva voz: NO NOS ROBEN MAS..!!